El pinol en el festejo de los abuelos al finalizar la tapisca
El maíz ha sido la base de alimentación en la región; desde épocas prehispánicas los abuelos y las abuelas se alimentaron de este grano sagrado, que no puede faltar día a día en las mesas de todos los guatemaltecos.
En el municipio de San Juan Sacatepéquez, recuerdan como los abuelos contaban historias relacionadas con las actividades que realizaban a diario, tal es el caso de la siembra del maíz como medio de subsistencia.
Durante el proceso de recolección de maíz conocido como tapisca, las familias migraban a otros lugares, lejos de sus hogares donde armaban pequeñas champas que servían como viviendas temporales para evitar estar viajando constantemente.
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Como parte de su sobrevivencia las personas preparaban alimentos a base de su siembra, en este caso el maíz, como por ejemplo el atol quebrantado o murux, los tamalitos blancos envueltos en las hojas de milpa y el plato principal El Pinol.
Este platillo era preparado el último día de la cosecha, como parte del festejo por haber finalizado la tapisca, las mujeres se dedicaban a moler el maíz para formar harina que es la base principal del platillo tradicional y los hombres por su parte adentraban al bosque con el objetivo de cazar un venado, el cual serviría como uno de los ingredientes del pinol.
La técnica de la elaboración del Pinol, platillo guatemalteco, fue reconocida por el Ministerio de Cultura y Deportes como Patrimonio Intangible de la Nación, según Acuerdo Ministerial 756-2015 de fecha 8 de septiembre de 2015, publicado en el Diario de Centro América el 18 de septiembre del mismo año.
Con información de Carlos Muñoz.