Templo de San Juan Sacatepéquez
Fundación del Templo y de la Comunidad Parroquial de San Juan Sacatepéquez:
En cuanto a la fundación del templo tiene mucha referencia con la fundación del pueblo en cuanto a fecha será difícil, pero según Fray Victor de Carabajal menciona a Fray Víctor de Carabajal que aproximadamente hacia 1580 él estaba sólo atendiendo los Zacatepequeqs, eso quiere decir que más o menos en esa fecha ya había un templo en San Juan Sacatepéquez, o por lo menos estaba en construcción, pero que por el paso de los fenómenos naturales como los terremotos quizá se fueron destruyendo, caso contrario con el templo de Santo Domingo Xenacoj o la de San Raymundo, que aún hoy perduran en el tiempo. En la siguiente cita que gracias a Dios el Instituto de Geografía Nacional nos ofrece en la página 374 podemos transcribir lo siguiente:
“En enero de 1628 se celebró capítulo provincial de la orden dominicana, en el cual se hizo mención de los que habían fallecido desde el capítulo celebrado dos años antes “Entre los cuales fue uno muy notable y que trabajó muchos años en la predicación y enseñanza de los indios cacchiqueles de San Juan San Pedro y Xenacoc en los Sacatepéquez”, Fray VICTOR DE Carabajal. Con relación a este sacerdote, refirió que Fray Benito de Villacañas “Administró muchos años los Zacatepéquez, que entonces eran San Juan y San Pedro sólo; que San Raimundo fue mucho después fundado con indios de San Juan por Fray VICTOR DE Carabajal… Esto debía de ser como por los años 1580 poco más o menos”.
La cita anterior llama la atención porque ubica al sacerdote pionero en la evangelización en estas zonas de los Zacatepequeqs como se le llamaba. Luego parece ser que vino en su ayuda el propio Fray Benito de Villacañas porque es el que menciona después el Fraile FRANCISCO XIMENEZ que fue el fundador del templo y del pueblo de Santo Domingo Xenacoj[1] por estos mismos años.
Es difícil acercarnos al templo desde su fundación porque no hay elementos que la puedan sostener. Pero sí algunos autores que hacen una descripción de lo que vieron en su visita al templo parroquial de San Juan tal como lo describe FRANCISCO ANTONIO DE FUENTES Y GUZMÁN en su obra titulada “Recordación Florida” escrita en la última década del siglo XVII.
“El pueblo de San Juan Sacatepéquez, cabecera de este curato, tiene admirable e insigne TEMPLO, con excelentes y ricos adornos de retablo y colaterales de pulida y simétrica arquitectura y escultura, ricos ornamentos y remudas de ellos, buena plata labrada para el servicio de los altares, órgano y campanas muy buenas en porte y voces. La casa del ministro vicario y coadjutores no es de menor estimación en la nobleza y extensión capaz de su edificio, y en que de ordinario está empleado un padre de Provincia, o maestro de la religión.”
En cuanto a la descripción que da el historiador a finales de la última década del XVII o sea entre 1590-1600. La descripción de la riqueza que posee el templo en adornos, simetría, arquitectura, escultura, ornamentos, altares labrados, órgano, campanas, etc. O sea que era un templo único en su belleza y en su decoración, lástima que no hay fotos, lástima que sólo quedo en pura descripción, pero en fin son los datos que tenemos y con los cuales se pretende rescatar la historia y la belleza del templo parroquial de San Juan Sacatepéquez.
En 1735 Se menciona las cofradías de la Santa Cruz, la de Jesús Nazareno, la de San Juan Bautista y la de San Jacinto que era de los ladinos. Estos grupos eran los que ayudaban en la administración del templo. Aunque no haya descripción del templo eran los grupos que cuidaban el templo.
En 1781 se menciona por primera vez los grupos existentes en la parroquia de San Juan de la siguiente manera. Cofradía de Santa Rosa Ladino, Cofradía de Animas de ladinos , Cofradía del Santísimo Sacramento de ladinos. Cofradía del Santísimo Sacramento indígena, Cofradía de la Santa Cruz indígena, cofradía de San Juan Bautista, cofradía de Jesús Nazareno, cofradía del Rosario. Aquí aparecen más grupos, eso quiere decir que el templo y la comunidad parroquial iba creciendo en sus necesidades y en la administración del templo que por ese entonces era párroco el Padre Joaquín Varba.
En la siguiente cita que el diccionario del Instituto de Geografía Nacional nos ofrece a continuación con relación a la reconstrucción del templo parroquial a raíz del terremoto de 1917-18.
“La Iglesia parroquial, destruida por los terremotos de 1917-18 reconstruida a partir de 1923 y restaurada hace pocos años, llegó a tener 4 altares repujados de plata. Entre sus imágenes quizá la más venerada sea la del Crucificado, conocido también como Preciosa Sangre de Cristo. Ha existido las cofradías de San Juan, de la Virgen del Rosario, de Jesús Nazareno, de la Santa Cruz y del Santísimo sacramento.”
En la descripción anterior se puede apreciar los altares de plata repujados, luego también es la única cita que hace referencia a las imágenes dentro del templo. Llama la atención que ya menciona la Imagen del crucificado “la preciosísima Sangre de Cristo” que aún hoy se conserva en el altar mayor del templo.
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El 4 de febrero de l976 un nuevo terremoto destruyo en su totalidad el templo católico de San Juan Sacatepéquez de la cual nunca más se pudo recuperar, en su reconstrucción era imposible, por lo cual se opto por construir uno nuevo y el cual marca el final de la figura de un templo colonial den la tierra de las flores. Todo esto sucedió siendo párroco el Reverendo P. Gálvez que aún lo recuerdo con cariño y que fue victima de la violencia interna den la década de los ochenta, siendo párroco en Tecpán Guatemala.
Pronto inicio la construcción del nuevo templo y todos trabajamos en la obra, niños, jóvenes, adultos y ancianos. Es así como se trato de mantener el diseño antiguo pero con estructura moderna. Recuerdo que estaban pidiendo fotos del interior y el cual un hermano mío tenía uno y lo llevo, ahí se veía la concha del altar mayor y otra foto donde estaba el coro. Es así como en el mes de Noviembre de 1987 se bendijo solemnemente el templo y toda la comunidad se lleno de alegría. Nunca se me olvida cuando subieron las campanas al campanario un viernes a las 4:30 de la tarde de este año posiblemente en el mes de septiembre cuando sonaron y todo el pueblo lo oyó y dijeron que ALEGRIA las campanas vuelven a sonar donde un día estuvieron y el pueblo se aglomeró frente al templo y aún vi unos hierros con el cual lo subieron, (pienso que quizás era una grúa).
Este punto nunca se me va a olvidar porque yo tenía apenas cinco años cuando sucedió el terremoto y aún recuerdo al Padre Gálvez con su sotana gris y que estaba preocupado por lo que había sucedido en el pueblo y siempre se paseaba entre las ruinas del templo. En ese entonces me dije ¿Cómo vamos a ayudar al Padre..’? y creo que la semilla de mi vocación sacerdotal tal vez ahí fue sembrado.
Esta es la historia del templo de San Juan Sacatepéquez la tierra que me vio nacer. En cuanto a su descripción actual creo que las fotografías las ilustran mejores. Sus medidas son monumentales, tienen dos puertas que dan a la plaza, es de gran extensión por dentro al igual que de altura, posee una lámpara de plata en el centro como testimonio vivo del tiempo de la colonia. Posee varias imágenes antiguas como San Pedro, el Señor de la Columna, San Juan evangelista, un Crucificado, los angelitos de madera llamado de las ánimas, una imagen de la Virgen María, Un imagen de la Virgen del Rosario, la Imagen de San Juan bautista al centro del altar, y a sus pies la imagen de un crucificado llamado de la preciosísima Sangre, las imágenes de la Virgen María y San José, la imagen de la dolorosa y de Jesús Nazareno, etc.
Lo que si recuerdo muy bien es el sagrario y el altar de plata que poseía la parroquia era bella, y siempre como acólito me tocaba limpiarlo. Aún recuerdo a un hermano cuando lo quito del altar anterior que estaba en el oratorio en la parte posterior del templo y lo colocó al píe del sagrario. Lástima que hace algunos años hubo un robo Sacrílego y se robaron los medallones que poseía el altar en la parte de abajo. Su riqueza invaluable que ya jamás se pudo recuperar, muchas cosas como la cruz alta y los candeleros dan testimonio de lo antiguo y los vestigios que han quedado en el templo.
Sólo quedan recuerdos, lugares en la imaginación de lo que pudieron habernos legado nuestros antepasados en la fe y en el templo. La fe, la doctrina y el amor a Dios aún siguen vivos, lo que un día lucho el fraile dominico Víctor de Carabajal en 1580 aún hoy perdura y seguirá perdurando en la memoria de los que hacemos posible la historia con los hechos, palabras y testimonio de nuestra fe.
Exhorto y animo a todos los que lean este libro a que recapaciten y luche por nuestro pueblo y por no olvidar las hazañas de Dios en compañía de su pueblo y que la semilla sembrada hace 424 años siga floreciendo en el corazón de todos los católicos de mi bello San Juan. Aunque el templo original ya no exista, existe el lugar y ello da testimonio del amor de Dios a su pueblo y que no lo ha dejado sólo y fruto de ello es ahora la evangelización, los grupos, los movimientos las vocaciones sacerdotales y religiosas.
Un eterno agradecimiento a todos los padres que han prestado sus servicios en el ministerio sacerdotal a la comunidad Sanjuanera desde Fray BENITO DE VILLACAÑAS en 1568 Y FRAY VICTOR CARABAJAL en 1690 hasta nuestros días por su paciencia, lucha y entrega en el servicio del trabajo ministerial. Gracias por su entrega, dedicación, ahínco, y aunque nunca les digan GRACIAS Dios allá en el cielo les va a recompensar. Gracias también a los grupos de las cofradías que en el silencio cuidan el templo, cuando barren, cuando abren el templo, cuando lo cierran, cuando tocan las campanas, etc. Todo ello es amor al templo y a la Iglesia católica. Eterna gratitud a todos y que Dios les guarde que este pequeño libro sea un justo homenaje a todo ese trabajo del cuidado y de la administración del templo que en silencio es el patrimonio de todo un pueblo que ama a Dios.